Sólo los surfistas conocemos el sentimiento único que se experimenta al surfear una ola.

Es una magia que nos conecta a todos, sin importar nuestras diferencias o el lugar del mundo en el que estemos.

Este vínculo especial se forja a través del mar, y sólo algunos logran entenderlo en su verdadera profundidad.

En esos momentos en los que nos sumergimos en el óceano y perdemos la noción del tiempo surfeando, encontramos lo que realmente nos define.

El sentimiento es eterno. En cada ola, en cada instante, somos las personas más afortunadas del mundo.